por Miguel Ángel Carmona del Barco
Ahora que tanto se discute sobre si la condición humana del artista debe influir en la valoración de su obra, sigo sin tener nada interesante que aportar al debate. Sin embargo, sí que estoy convencido de que el criterio, la lucidez, la sensibilidad: la inteligencia en definitiva, o las inteligencias —se usen para el bien o para el mal— pueden inclinar un párrafo del lado del disfrute, del mismo modo que su ausencia puede arrojarlo al saturado vertedero de los excretextos.
El siguiente es, radicalmente, un juicio subjetivo, pero yo creo que Mario de los Santos posee y maneja esas inteligencias, y las aplica a su oficio, un oficio que conoce muy bien, y el resultado, en el caso de Noche que te vas, dame la mano (Candaya, 2018), es una novela. Pido disculpas, pero me resisto a encadenar una ristra de adjetivos que poco o nada le aclararán a los lectores de esta reseña —lectores que, por lo demás, serán el los asiduos de este club y, tal vez, el propio autor y sus editores, y acaso algunos otros allegados a los ya nombrados y a mí—. Me resisto a hacerlo sobre todo teniendo en cuenta que, para mí, la palabra «novela» está ya entre los mejores calificativos que pueda dedicarle a un texto. Ustedes, como yo, seguramente estarán acostumbrados a leer novedades, y no se ruborizarán si les confieso que me cuesta encontrar una novela, por más que uno las compre como tales.
Hecha esta salvedad ya pueden estar seguros —si se fían de mí— de que si se embarcan en la lectura de Noche que te vas, dame la mano, van a ser conducidos a través de una historia, que no es poco. ¿Recuerdan la sensación que tuvieron al enfrascarse en uno de esos buenos libros que sobrevivieron al olvido? Ésa de saber dónde se encontraban en casi todo momento, de tener conciencia de estar avanzando en la trama, de distinguir a los personajes y sus relaciones, por más de que no se tratara de una estructura sencilla, simplemente porque hay un trabajo detrás de arquitectura y de estilo, de corrección, de búsqueda de la coherencia, de memoria y vitalidad. Pues todo eso lo tendrán aquí. Ay, si a mí alguien me señalara con un dedo los libros que cumplen esas premisas, no invertiría tanto tiempo seleccionando los títulos para este Club.
Mario de los Santos (Zaragoza, 1977), arranca un thriller contemporáneo de las gargantas de cuatro personajes: una monja de clausura, un voyeur digital, la esposa de un rico constructor y, por último, un inspector de policía. El narrador en tercera persona, a caballo entre la omnisciencia y la equisciencia, dificulta la diferenciación de las voces, como es normal, pero a cambio permite un disfrute continuado de la visión del autor, vehículo de esas inteligencias que afloran en las metáforas y en la adjetivación, en los razonamientos complejos y brillantes que, cuando cierran una puerta, siempre abren otra. Y es esa visión la que madura a lo largo del texto, dejando lo mejor para el final: puro ejercicio de contención, elocuencia trocada en lírica. Los personajes se van volviendo más introspectivos, más profundos, más atormentados y, sin embargo, protagonizan ante los ojos del lector un intento más, acaso el último, de realizarse a través del amor o la venganza o ambas cosas, inseparables, tal vez, en las vidas de quienes no tomaron una sola decisión correcta.
Noche que te vas, dame la mano es una novela que involucra lo emocional, lo racional y lo sensorial para ofrecer al lector exigente un disfrute completo: sensibilidad, inteligencia y estilo en equilibrio.
Más información en: https://www.candaya.com/libro/noche-que-te-vas-dame-la-mano/
Mario de los Santos (Zaragoza, 1977). Doctor en Qúmica por la Universidad de Zaragoza, fue editor y socio fundador de Tropo Editores. Ha publicado varias novelas, entre las que destacan La gota contra la primavera (Premio de Novela Corta Fundación César Navarro, Edhasa 2014), La brújula del universo (Premio de novela corta Fundación Zaragoza. 2009), Perromordedor‘ (Premio de narrativa Joven Ciudad de Monzón, 2008), Cuando tu rostro era niebla (2008), Cuando estás en el baile, bailas (Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe, escrita junto a Óscar Sipán), Al final de la Cebada (2004), además del libro de relatos ‘El rastro de la ternura‘ (2007). Es además productor del cortometraje “Il mondo mío” (2010) y del documental “Sobre la misma tierra” (2012).
Miguel Ángel Carmona del Barco (Badajoz, 1979), es escritor y director del Centro de Estudios Literarios Antonio Román Díez, entidad desde la que coordina el Club de Lectura Viva. Ha publicado Manual de autoayuda (Salto de Página, 2016), libro con el que quedó finalista del Premio Setenil ese mismo año. Ha sido galardonado con el Premio Camilo José Cela, y con el Ciudad de Valencia – Vicente Blasco Ibáñez de narrativa, con la novela Kuebiko, que será publicada por la editorial Pre-textos en 2018.